Blog del Diario AS sobre el negocio que hay detrás del gran espectáculo de masas en el que se ha convertido el deporte.

Sin embargo, una de las modalidades de caza que más pasión suscita es, sin duda, la espera nocturna al jabalí. La adrenalina vence al miedo para el encuentro con el gran macareno. Ese que se pasea en nuestros sueños y con el que todo cazador de bien anhela encontrase en una oscura noche.

Para iluminar ambientes oscuros, el hombre ha recurrido, en la medida de lo posible, a la tecnología. Linternas, focos o candelas han sido, junto a las tradicionales antorchas, algunos de los elementos más utilizados para iluminar espacios abiertos o estancias sumidas en la más absoluta oscuridad.

Por suerte, el avance de la tecnología también se aplica en la caza y, en la actualizad, contamos con óptica de visión térmica y nocturna que hace que la noche no nos confunda.

Los principales interesados en el uso de visión nocturna somos, sin duda, los cazadores y los profesionales para ver sin ser vistos. Bajo ambos preceptos surgieron los primeros visores nocturnos, unas miras ópticas cuyo principal objetivo era suministrar a quien las portaban una importante ventaja estratégica.

El empleo de este tipo de óptica en la caza no está exento de polémica, en la cual hoy no quiero entrar. Os recuerdo que en España el uso de visores térmicos o nocturnos montados en armas de fuego está prohibido para los tiradores y cazadores civiles, a los que solo se nos permite el uso de monoculares y equipos de visión térmica y nocturna que no estén directamente instalados en un arma de fuego.

Dicho esto, el pasado mes de agosto me surgió la posibilidad de echarme al campo al encuentro del gran jabalí, y probar uno de los nuevos monoculares térmicos HIKMICRO que son distribuidos en nuestro país por El Caldén Outdoor.

En este caso fue el Thunder Pro TQ50C, un dispositivo de lo más versátil, pues hace las funciones de 3 en 1, ya que podemos utilizarlo como monocular térmico, como visor térmico o como acoplable (clip-on) a la campana de un visor óptico. Llevo años con el visor Delta Titanium HD 2,5-15x56. Mejor acompañada, imposible.

Los visores nocturnos pueden ser el complemento idóneo para los cazadores amantes de las esperas (jabalíes), pues ofrecen al cazador la posibilidad de observar al animal con cierta claridad incluso en noches sin luna ni estrellas. Estos visores permiten ver lo que sucede en momentos de total oscuridad; algo impensable para el ojo humano si no dispone de este tipo de aparatos (y mucho menos para una miope como yo).

Por ello, y sin entrar en polémica, el uso de la visión nocturna en la caza es, claramente, una herramienta de gestión necesaria si se emplea adecuadamente. Ayuda a no tener ninguna duda a la hora de apretar el gatillo y no llevarse las manos a la cabeza una vez abatido el animal.

El visor que se ha convertido en imprescindible en mí morral de caza es el Thunder Pro TQ50C, que como he mencionado anteriormente es de la marca HIKMICRO, caracterizada por emplear la tecnología más avanzada del mercado, destacando su calidad de imagen y la capacidad real de detección de animales a través de sus sensores de 12 y 17 micrómetros.

Las especificaciones del monocular que me permitió ver claramente al jabalí esa noche de verano son:

• Rango de detección: 2600 metros.

El resultado: no apreté el gatillo. Pues el gran macareno resultó ser jabalina. Si no hubiera llevado el monocular, mi gestión habría sido nefasta. Así lo considero.

No volveré a salir al campo de noche sin mi Thunder Pro TQ50C. Y ahora que acaba de comenzar el espectáculo de la berrea y la ronca, voy a disfrutar como una niña chica. ¡Ya os contaré!

Más información en www.elcalden.es

¡Muy importante! Os recuerdo que:

*Para la adquisición de visores y elementos acoplables clip-on térmicos se deberá estar en posesión de la licencia de armas de tipo D, e indicar su nombre completo y DNI al establecimiento o portal web donde realice la compra.

*Tenga en cuenta antes de realizar la compra que, para el empleo o uso de visión térmica y nocturna acoplada o montada sobre un arma de fuego, es necesario disponer de una resolución administrativa o autorización extraordinaria del órgano de la comunidad autónoma o de un permiso nominal que conceda el titular del espacio cinegético.

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