Las danzas sagradas de los egipcios

2022-07-30 08:47:28 By : Ms. Kitty Ji

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Ritos y ceremonias en la Antigüedad

Actualizado a 21 de junio de 2022 · 16:26 · Lectura:

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Como en muchas culturas antiguas, en Egipto la danza desempeñaba un importante papel en los ritos que marcaban la vida en sociedad. Los egipcios la llamaban de muchos modos, aunque el más habitual fue ibaw; el jeroglífico incluye un determinativo en forma de un hombre con una pierna sobre el suelo y la otra flexionada ejecutando un paso de baile

La danza y la religión estaban íntimamente unidas. Mediante la danza se repelía a las fuerzas del Mal y no sólo se agradaba a los dioses, sino que se les proporcionaba vitalidad: con ella recibían la alimentación espiritual que necesitaban. «El canto, la danza y el incienso son sus alimentos», anotó el escriba Ani refiriéndose a las divinidades. Las danzas más elaboradas eran las que se realizaban en los festivales en honor de algún dios y durante las ceremonias fúnebres. Para conocer estos bailes contamos con las numerosas representaciones visuales que se han conservado en la decoración mural de tumbas y templos, y que abarcan desde el período Predinástico hasta el final de la civilización egipcia.

Danzarinas en una pintura de la tumba de Sithathor en Dra Abu el Naga, al norte de la necrópolis de Tebas. Dinastía XVII. Museo Ashmolean, Oxford.

Los bailarines actuaban en compañías profesionales llamadas khener, que estaban asociadas a un templo, una ciudad o una casa real, o bien eran contratadas para cada ocasión. Estaban formadas por hombres o por mujeres y las dirigía un supervisor. No sabemos con seguridad si los miembros de estas compañías recibían una enseñanza conjunta, pero sí que siempre actuaban separados por sexos; al menos, no hay representaciones que muestren un baile mixto. Se cree que generalmente los bailarines y las bailarinas eran profesionales, aunque, cuando se trataba de una ceremonia fúnebre, también podían intervenir en las danzas rituales familiares de los sacerdotes, del finado o incluso del faraón cuando el entierro era regio. En tumbas y templos aparecen bailarinas extranjeras, en particular nubias y asiáticas. Un curioso testimonio sobre la actividad de las compañías de bailarines se encuentra en el Papiro Westcar, que incluye una historia fantástica sobre un grupo de cuatro diosas y un dios que se disfrazaron de bailarinas para formar un khener y presentarse de esta guisa en casa de una parturienta.

Tanto el baile como la música estuvieron íntimamente ligados a la diosa vaca Hathor. Asociada al amor y al nacimiento, Hathor era invocada en las ceremonias fúnebres para conseguir el renacimiento del difunto. Las mujeres vinculadas a esta diosa se adornaban con grandes collares menat y agitaban sistros; ambos eran instrumentos de percusión que emulaban el ruido que hacía la diosa vaca al caminar por los cañaverales rompiendo los juncos y cuyo sonido era agradable a las divinidades. Podían llevar vestidos largos de lino blanco o bien un faldellín corto.

Escena con una arpista y una bailarina. Tumba de Nakht.

Algunas bailarinas muy jóvenes danzaban desnudas, engalanadas con una cinta vegetal sobre la peluca y un escueto cinturón de conchas alrededor de las caderas que estaba relacionado con Hathor y servía como amuleto protector garante de la fertilidad. Los peinados eran diversos: algunas llevaban pelo corto, otras suelto, y otras más se lo trenzaban, a la manera de la diosa Hathor, lastrando la trenza con una pesa en forma de disco o bola-sonajero que con el movimiento emitía sonido.

Las bailarinas acompañaban sus danzas con claquetas, batían palmas y chasqueaban los dedos

Las escenas de baile en las tumbas y los textos jeroglíficos que las acompañan nos dan pistas para entender los tipos de danzas que se ejecutaban. Se conocen los nombres de cada danza (o de ciertos pasos de baile), las posturas y acciones que se llevaban a cabo y la rapidez de la ejecución. Sin embargo, no es posible conocer la coreografía completa de un baile, pues las indicaciones que se conservan en las tumbas no estaban pensadas para servir de guía.

Las danzas mejor conocidas son las que tenían lugar durante las ceremonias fúnebres. En ellas intervenían los bailarines muu, que se distinguían por un vestido característico y un tocado vegetal que recordaba la corona faraónica del Alto Egipto. Actuaban en los funerales privados como encarnación de los dioses de la necrópolis que ayudaban a transportar al difunto al más allá.

En las ceremonias fúnebres se realizaba también la llamada danza tjeref, que servía para propiciar el renacimiento y la regeneración del difunto. A la llegada del cortejo fúnebre, mientras se realizaban ofrendas y sacrificios, los bailarines (hombres o bien mujeres) comenzaban una danza por parejas. Sujetos por las manos y colocados frente a frente, juntaban las puntas de uno de sus pies con la pierna en ángulo recto y después se agachaban, mientras con las manos ejecutaban diferentes posturas al ritmo de las palmas, del chasquido de los dedos y de cantos. Se cree que la danza se ejecutaba una vez concluido el funeral, en la entrada de la tumba. En el Cuento de Sinuhé, el rey incita al protagonista del cuento para que vuelva de su exilio a Egipto prometiéndole un espléndido funeral a su muerte: «Un trineo con bueyes tirando de ti y cantantes delante de ti. Se hará el baile de los muertos en la entrada de tu tumba».

En numerosas representaciones de tumbas encontramos otra danza característica: la llamada danza iba o heby. Seguramente era de ritmo lento y se distinguía porque los bailarines colocaban sus brazos formando un óvalo sobre la cabeza, con las palmas hacia arriba. Se suele representar junto a escenas de banquete; tal vez se buscaba que el difunto recordara las comidas amenizadas por bailarinas de su vida terrenal.

Las danzas egipcias siempre tenían un significado simbólico. Por ejemplo, en el paso llamado Toma del Oro, las bailarinas echaban el cuerpo hacia atrás, levantando hacia adelante una de las piernas en ángulo recto y casi tocando con la punta del pie a su pareja de danza. De esta forma se imitaba el signo jeroglífico del oro, vinculado a la dorada Hathor, la diosa que invocaban en este baile.

Otra danza con un significado preciso era la llamada danza de los espejos. Las bailarinas avanzaban por parejas portando en una mano unos palos que entrechocaban y en la otra un espejo con el que reflejaban el sol en las manos propias o en las de sus compañeras. De esta manera se emulaba la unión del astro creador en la mano de la sacerdotisa, acompañándose del sonido de las claquetas. Para los egipcios, esta danza tenía un simbolismo a la vez erótico y solar. En la danza de las estrellas, las mujeres, y a veces los hombres, imitaban el movimiento celeste. En el centro se colocaba el danzante más fuerte, que sujetaba a sus compañeros por las muñecas y entonces comenzaban a girar rápidamente en círculo. Como escribe el egiptólogo estadounidense Edward Bleiberg: «Toda danza en Egipto parece ser programática, de modo que representa o simboliza siempre algo más allá de los gestos de la danza misma, aunque hoy no podamos descifrarlo».

Mono tocando la flauta doble y bailarina. Ostracón.

Los egipcios nos han dejado numerosas representaciones de monos tocando un instrumento o bailando. Se cree que son sátiras de comportamientos humanos o incluso de los nobles y el rey, pero también podrían evocar actuaciones con animales.

En las ceremonias fúnebres, las danzas servían como herramienta mágica para facilitar el renacimiento y la regeneración de los difuntos. Se llevaban a cabo durante la procesión y en el banquete final que se celebraba junto a la sepultura.

Un ejemplo de estas danzas lo encontramos en el relieve que aparece sobre estas líneas, perteneciente a una tumba privada de la necrópolis de Saqqara. A la izquierda se ve a un grupo de bailarinas de diferentes edades que baten panderos en un cortejo fúnebre. Junto a ellas, dos bailarinas más jóvenes entrechocan dos palos cortos de madera a modo de castañuelas mientras danzan. A la derecha hay dos soldados, tres sacerdotes y (fuera del fragmento reproducido) tres dignatarios que levantan los brazos como muestra de júbilo.

Tocadora de flauta doble representada de frente. Tumba de Nebanum.

Las representaciones de tumbas y templos egipcios evocan danzas de muy diversos tipos. Bajo estas líneas vemos dos escenas de la mastaba de Mereruka 2 y 5 que representan distintos momentos de la danza funeraria. En la tumba de Kheruef 1, en Tebas, se evoca la fiesta de la renovación real con ocasión del jubileo del faraón Amenhotep III. La tumba de Antefoker 4, también en Tebas, contiene danzas relacionadas con Hathor, diosa de la que era sacerdotisa la esposa del titular de la tumba. Por último, la capilla Roja de Hatshepsut en Karnak 3 representa danzas acrobáticas durante la Bella Fiesta del Valle.

1. Fiesta de la renovación real. El gesto de cubrirse la cara con el pelo simboliza la oscuridad y la muerte, a las que suceden la luz y el renacimiento.

2. Danza iba. Las bailarinas hacen con sus brazos alzados una figura de diamante. Llevan una trenza lastrada con una bola-sonajero.

3. Bella Fiesta del Valle. Las bailarinas se contorsionan echando los brazos atrás hasta formar la figura de un puente, con la cabellera suelta tocando el suelo. Se cubren únicamente con un pequeño faldellín.

4. Danza de Hathor. Las mujeres del centro, de más edad, entonan «Las puertas del cielo se abren y el dios sale». En torno a ellas hay bailarinas más jóvenes con el pecho desnudo que ejecutan pasos de baile y apuntan con el dedo índice.

5. Danza tjeref. En esta escena, las bailarinas, con pelo corto y cubiertas tan sólo con un faldellín, echan el cuerpo hacia atrás al tiempo que levantan una de las piernas y los brazos en línea recta lo más alto posible.

La música en la era de las pirámides

Centro de Estudios Egipcios, Pozuelo de Alarcón, 2001.

Este artículo pertenece al número 223 de la revista Historia National Geographic.

En el antiguo Egipto, todo el mundo se hacía enterrar acompañado de unas figurillas funerarias llamadas ushebtis que tenían la función de servir al difunto y hacerle la vida más confortable en el más allá.

Misterios y curiosidades del Antiguo Egipto

En este lugar del desierto nubio se alzan restos de unas antiguas estructuras que algunos investigadores consideran un antecedente de la civilización egipcia. Entre ellos se encuentra un pequeño círculo de piedras que al parecer sirvió como calendario astronómico para marcar el solsticio de verano. ¿Qué similitudes tiene con el Stonehenge de Inglaterra?

En 1902, cuando un grupo de científicos estaba examinando la momia del famoso faraón en el recientemente inaugurado Museo Egipcio en la plaza Tahrir, en El Cairo, tuvo lugar un suceso que conmocionó a los allí reunidos y que incluso novelistas de la talla de Pierre Loti o Vicente Blasco Ibáñez recogieron en sus obras.

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